Estilos de comunicación. Repercusión en los hijos.

Las relaciones que tenemos con nuestras parejas, amigos y otros adultos constituyen un modelo de aprendizaje para nuestros hijos e hijas puesto que suponen un ejemplo de cómo ellos han de actuar con los demás en las situaciones sociales. En este sentido, la forma que tenemos de comunicarnos es importante, existiendo tres estilos diferenciados de comunicación:

-El estilo agresivo caracteriza a aquellas personas que imponen su propio punto de vista sobre el de los demás, infravalorando opiniones distintas a la suya propia. Suelen ser personas que interrumpen, pueden chillar, humillar o gesticular de manera violenta. Los hijos de padres que tienden a este estilo suelen ser obedientes,ordenados, poco agresivos, más tímidos, poco tenaces a la hora de perseguir metas y su interiorización de los valores morales es pobre, orientándose más a los premios y castigos que hacia el significado intrínseco del comportamiento.

-El estilo pasivo de comunicación caracteriza a aquellas personas que no dicen lo que piensan, acomodándose a la opinión de los demás por el miedo a ser rechazadas. Suelen hacer lo que los demás les proponen aunque no estén de acuerdo con ello, infravalorándose. Los hijos de padres con este estilo de comunicación suelen tener problemas para controlar sus impulsos y dificultades para asumir responsabilidades. Son inmaduros y sus niveles de autoestima generalmente son bajos, aunque tienden a ser más alegres y vitales.

-El estilo asertivo de comunicación caracteriza a aquellas personas que actúan según su propio criterio pero respetando la postura de los demás, expresando su opinión de manera respetuosa y franca. Este estilo sería al que tendríamos que tender para conseguir que nuestras relaciones sociales sean sanas y funcionales y, por tanto, sería el estilo que ha de servir de ejemplo para nuestros hijos y hijas. Los hijos de padres asertivos tienden a tener niveles altos de autocontrol y de autoestima, mostrándose más capaces de afrontar situaciones nuevas con confianza. Son persistentes en las tareas que inician, interactivos y hábiles en las relaciones con los iguales, además de independientes y cariñosos. Además, suelen tener valores morales bien interiorizados.

Naturalmente, todos podemos tender unas veces a un estilo de comunicación y otras veces a otro, pero la realidad es que si tendemos a usar el estilo asertivo será más fácil que nuestras relaciones perduren y sean más satisfactorias y sanas.

Conflictos familiares. ¿Cómo resolverlos?

Es normal que en todas las familias surjan problemas y disputas que hemos de resolver para que la armonía familiar se mantenga. La clave no es que no existan estos problemas, dado que eso es imposible, sino saber resolver estas situaciones de manera correcta. En este sentido, es importante identificar en qué etapa del conflicto nos encontramos para darle una u otra solución. Los pasos vigentes en los conflictos, del primero al último, serían: incomodidad, incidente, malentendido, tensión y crisis. Cuanto más avanzado esté el conflicto, más complicada será su resolución, por lo que hay que procurar resolverlo lo antes posible.

Por otro lado, una técnica adecuada para resolver posibles disputas familiares sería la solución de problemas que consiste en la búsqueda de una solución adecuada a un problema concreto.

Las fases de la Solución de problemas serían:

  1. Orientación al problema: tener disposición y ganas de resolver el problema concreto.
  2. Definición concreta del problema: establecer de manera específica cuál es el problema que ocupa lugar y a quiénes implica.
  3. Generación de alternativas: plantear todas las alternativas de solución que se nos ocurran a ese problema.
  4. Elección de una alternativa: en base a los pros y contras, escoger la alternativa de solución que creamos que es más idónea.
  5. Verificación: comprobar si esa alternativa de solución consigue resolver el problema o no. En caso de que no, se trata de escoger otra de las posibles alternativas planteadas en el paso 3.

Por último, es fundamental mencionar que ante disputas entre adultos familiares de nuestros hijos hemos de procurar mantener a los pequeños al margen, a excepción de que la situación pueda suponer un peligro para el menor, caso en el que hay que protegerle.

PODCAST DE NUESTRO PROGRAMA DE RADIO

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